PETIT (galería de arte)

Mundo Extraño por Ulises Petit de Seurat


Qué sucede si tomamos un telescopio y aplicamos el ojo en el lado incorrecto?
Un telescopio nos permite ver lo lejano como cercano: una ventana comunicante entre dos mundos desunidos en la tensa calma de la realidad.
Quizás lo que Pessah logra es dar vuelta la mirada y ver lo inmediatamente cercano a través de la bruma de la lejanía. Una distancia elegida, un encuadre minucioso para cada escena, un muro cubierto de antiguos cuadros, o el ojo múltiple de una mosca.


El velo de la artista en todo caso es más apolíneo que caótico: embellece lo horroroso, hace posible contemplar lo que no tiene palabras. Y si las palabras aparecen son imágenes componiendo el cuadro, como ya es tradición en su obra, casi secreta. Una obra tan fuertemente pictórica que se permite recibir a la palabra escrita con la tranquilidad de un anciano anfitrión virtuoso que invita a tomar el té a un joven vanguardista del concepto, por el simple placer de la experiencia. En este caso parece que los dos extraños encuentran la manera de construir un lenguaje efímero que funciona solamente para la ocasión.
La escena de cada pequeña obra.


La defensa aguerrida del pequeño formato es otra constante de los últimos años del trabajo de Pessah. La rebelión contra ciertas leyes establecidas por el llamado “mercado del arte” puede ser caprichosa, pero en todo cado el capricho encuentra un lugar en el mundo del arte donde se vuelve estructurante, indispensable. Será en ese punto donde su estética se aprovecha del mundo infantil para hablar lo que los adultos no podemos soslayar por más cuentas que decidamos pagar: el barco que no se puede hundir, el bosque que no se puede dejar de atravesar, la pregunta sin respuesta, la angustia sin solución. Todo chiquito, todo tan detallado como ambiguo, como en una primorosa pesadilla tamaño petit.


Mariela abre muchas ventanas en una pared blanca, ojos de cerradura o perforaciones de lo cultural que nos agobian pero nos refrescan, gracias a unas gotas concentradas de humor deliverado.
Para poder ver más allá hay que subvertir alguna regla. Ser medium no es una tarea ni fácil ni elegida: algo más grande elige por el artista. Pararse frente estos cuadritos puede permitirnos jugar a ser más grandes que nosotros mismos. Hay que tener el tiempo para recorrerlos, hay que tener la llave y el coraje.


Los paisajes absolutamente íntimos, únicos y personales de la tierra de la subjetividad son también los paisajes de todos. Eso, como artista pueril y sabia a la vez, es algo que Pessah conoce y maneja con destreza.